martes, 13 de marzo de 2012

CARACTERÍSTICAS ESTRUCTURALES, FISIOLÓGICOS Y BIOQUÍMICOS DE LOS PASTOS TROPICALES. SU RELACIÓN CON EL CRECIMIENTO Y LA CALIDAD


El potencial de crecimiento y producción de los pastos está en dependencia de la vía metabólica utilizada para llevar a cabo la fotosíntesis, así como de su vínculo con la respiración. De ahí que la productividad de los pastizales dependa de la eficiencia de conversión que realicen del CO2 atmosférico, de los nutrientes, de la humedad de los suelos y la energía solar.

En las regiones tropicales predomina un amplio número de especies de plantas que poseen vías metabólicas diferentes, como son: las gramíneas tropicales (vía fotosintética, ácido dicarboxílicos, C4) y las leguminosas tropicales (vía ácido fosfoglicéricos, C3). Además, se ha informado la presencia de híbridos naturales en gramíneas que poseen comportamientos intermedios (C3/C4) (Atkin, et al, 1983), los cuales presentan características anatómicas, bioquímicas y fisiológicas particulares que las diferencian en su comportamiento productivo, cuando las condiciones ambientales no son limitantes.

Las plantas C4 poseen una estructura foliar conocida como anatomía de Kranz, que se caracteriza por tener las células del mesófilo dispuestas en corona alrededor de la vaina de los haces vasculares, las cuales poseen paredes celulares gruesas con cloroplastos de mayor tamaño, más abundante y en disposición específica, mientras que las C3 presentan un solo tipo de célula con cloroplastos que tienen una estructura agranal y un menor grado de especialización. Las vías bioquímicas a través de las cuales estas especies realizan la fotosíntesis también presentan diferencias. En las células del mesófilo de las plantas C3, la enzima receptora del CO2  es la ribulosa 1,5 difosfato carboxilasa - oxigenasa (RUBISCO) y el producto primario en el proceso de reducción es el ácido 3-fosfoglicérico (APG), el cual se reduce a gliceraldehido 3-fosfato (GAP), compuesto de alto nivel energético y punto de partida para la síntesis de hexosas, de las cuales una parte son empleadas para la regeneración de la RUBISCO, (Ciclo de Calvin-Benson).

En las plantas C4 tiene lugar una primera fijación del CO2 mediante la enzima fosfoenol-pirúvico-carboxilasa (PEPC) en ácidos dicarboxílicos tetracarbonados en las células del mesófilo, el cual es transportado hacia las células de las haces vasculares (Sistema de bombeo), donde tiene lugar la descarboxilación, concentración del CO2 y una fijación vía ciclo de Calvin-Benson (figura 1). Los carbonos restantes (alanina o pirúvico) regresan al mesófilo, donde se completa su conversión en molécula aceptora primaria (PEPC). A esta distribución funcional entre los dos tipos de células se le denomina fotosíntesis cooperativa (Jiménez, 1996). Existen tres grupos de subtipos metabólicos a los que se les nombra según la enzima que cataliza la descarboxilación (NADP-enzima málico, NAD-enzima málico y PEP-carboxiquinasa). En ellos se  encuentran un grupo importante de las especies que comúnmente forman parte de los ecosistemas de pastos en las regiones tropicales.
Otras de las características bioquímicas que posee este grupo de plantas son la alta afinidad de la enzima PEPC por el CO2 y la mayor actividad carboxilasa de la enzima RUBISCO en las células del haz vascular, que permiten que el proceso fotosintético sea, aparentemente, insensible a los cambios de concentración de O2 atmosférico y respondan de forma positiva al aumento de la concentración de CO2 atmosférico, lo cual garantiza que la fotosíntesis se desarrolle bajo condiciones más estables, siempre que no exista inhibición enzimática por altas o bajas de temperaturas (Simón y Hatch, 1994).

En las plantas C3 la actividad de la RUBISCO es dependiente de las concentraciones relativas de CO2 y O2 atmosférico. Cuando las concentraciones de CO2  en el aire son normales, la relación CO2/ O2 en el sitio de la RUBISCO durante la fotosíntesis máxima es, aproximadamente, 0.025 y con este valor la relación de la actividad carboxilasa a oxigenasa es de 2.5. Esto da una tasa de pérdida de CO2 por fotorespiración equivalente a un 20% de la tasa de asimilación bruta fotosintética. Cuando la concentración de CO2  es 10 veces mayor a la normal, se elimina prácticamente la actividad oxigenasa y se reduce la pérdida de CO2 de la fotosíntesis bruta a menos de un 2% de la asimilación bruta.
A pesar de las ventajas antes señaladas, las plantas C4 requieren de un costo energético (ATP) superior para el desarrollo de la fotosíntesis, aunque existe una amplia variación en los valores entre especies, lo cual puede estar relacionado, en parte, con diferencias metabólicas. No obstante, el balance energético general es superior, debido a que realiza una mayor actividad fotosintética por unidad de superficie foliar. Esta mayor eficiencia fotosintética le confiere a las plantas C4 mayores niveles de crecimiento y producción de masa seca con respecto a las plantas C3, cuyos valores pueden alcanzar hasta 57 g/m 2 /día y de 85 t MS/há/año, respectivamente, siempre que no existan limitaciones biológicas y las condiciones ambientales sean favorables (tablas 3 y 4). Sin embargo, este potencial no está en correspondencia con los niveles de producción por animal que se alcanza, cuyas razones vienen asociadas a las características anatómicas y morfológicas particulares que poseen, que la hacen menos digestible y con un menor valor de consumo.

Las plantas C4 presentan una mayor cantidad de tejido vascular y esclerénquima en sus hojas, las cuales están rodeadas por una doble capa de células con paredes gruesas y suberizadas que la hacen más resistentes al rompimiento mecánico y al ataque microbiano (Wilson, 1993 a). Además, las células del mesófilo que estructuralmente son más digestibles, se encuentran en una menor proporción que en las C3, mostrando una relación con los tejidos vasculares de 1.8  a 3.7. Esto hace que disminuya la tasa de degradación, mayor tiempo de retención ruminal y, por ende, menor consumo (Minson y Wilson, 1994).

Recientemente, Moore y Hatfield (1994) señalaron que las gramíneas tropicales (C4) presentan mayor contenido y distribución de la lignina en la matriz de la pared celular a través de toda la planta, la cual se encuentra fuertemente enlazada con la hemicelulosa por medio de varios tipos de enlaces covalentes (Curnu, et al, 1994) que limitan la degradación del resto de los componentes estructurales y, por consiguiente, su digestibilidad. Aunque en las leguminosas el contenido de lignina es superior, su presencia sólo se limita al tejido vascular. Las gramíneas tropicales (C4) presentan una menor concentración de proteína bruta (Nx 6.25) y limitan el consumo voluntario cuando sus tenores no sobrepasan el 7 % de la MS. Las leguminosas tropicales poseen un mayor contenido y mejor balance de aminoácidos. No obstante, entre especies de leguminosas se presentan importantes diferencias en cuanto a la
solubilidad de la proteína (Norton y Poppi, 1995).

Por otra parte, las leguminosas presentan metabolitos secundarios o factores antinutricionales que pueden afectar la digestibilidad, el consumo y la productividad animal e, incluso, provocar desórdenes metabólicos o la muerte cuando éstos no son conocidos. Los principales compuestos presentes en leguminosas tropicales son: glucósidos cianogénicos, mimosina, taninos, cumarinas, alcaloides, lectinas, zaponinas (Chongo, 2000 y Días Sánchez, 2000). En la actualidad, existen resultados que muestran la posibilidad de reducir la presencia de estos compuestos en las plantas.




Pedro Pablo del Pozo Rodríguez. 2004. Anuario Nuevo, Universidad Agraria de La Habana, Cuba.

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